28/10/2020

UN TRAGO PARA VER MEJOR


Es preciso adentrarse en el modelo informativo. Aunque no lo parezca en tan sólo unos años el sistema comunicacional sufre modificaciones.

 


La bajada de línea no viene de la mano de periodistas de traje y corbata como hace décadas. En “El Control de los medios de comunicación”, Noam Chomsky habla de aquellos grupos informales, los cuales sin parecer militantes generan un evidente efecto en la sociedad.

Si alguien te dice algo como ´gomia le das más importancia. Toda persona que en la caja boba intente bajar línea debe de proponerse ser cercano al televidente, o mejor aún a SU televidente. A su público fiel.

Pero la fidelidad no está a la orden del día y esto lo saben los empresarios mediáticos que decidieron sistematizar un formato de comunicador.

En todos los canales hay un Leuco, o un Jonathan Viale, eso tira por tierra lo de “si no te gusta tenés otro canal”. No es el periodista, ni el programa, ni siquiera el canal...es el sistema.

A esto se suma lo más interesante: los nuevos formadores de opinión. Seguramente todos recuerdan el mapa con que Lanata mostró todos los medios, formatos, cableoperadoras que la corporación Clarín tenía bajo su poder.

Desde abril de 2009 hasta 2011, Lanata condujo un programa por Canal 26 que se llamó Después de todo. En ese programa desmintió a TN que decía que iba a desaparecer con la Ley de Medios. En ese contexto es que realizó el mapa de medios.

Diez años después no sólo cambió la modo de comunicar, seguramente ahora no habría un mapa en papel sino en una pantalla táctil. Pero también la forma, ese mapa hoy estaría incompleto porque por encima de los medios formales aparecen los usuarios de redes sociales.

No se apresuren...déjenme terminar que todavía falta una vuelta de tuerca.

Los medios formales que no precisamente por tontos llegaron a ser hegemónicos están unos cuantos pasos adelantados, lastimosamente, y entendieron que si había un nuevo escalafón en la cadena informativa ellos tenían que imponerse allí.

Si la nueva cadena sería que los usuarios de redes sociales marcan la agenda que el medio tradicional la difunde para que la consuma el ciudadano, los medios tradicionales deben imponer sus condiciones en las redes.

Helo aquí los trolls.

Un grupo de personas que nadie sabe quienes son, ni siquiera si existen pero traccionan una frase para que los medios la citen como información neutral. Por ejemplo: un animador dice en la televisión “¡Cristina chorra es primera tendencia en twitter!”, otro le responde “primera o primer” haciendo un chiste en alusión a colocar la letra a detrás de la palabra.

Listo, se generó el tema y el televidente que venía de ver algo que nada tenía que ver de política ya se lleva una bajadita.

Más tarde llegaron los influencers a las redes, que como lo indica su nombre marcan tendencia. Pero es arena de otro costal, o quizá del mismo pero para desarrollar otra semana.

A modo de cierre, el trabajo mediático es fluctuante y no hay improvisados del otro lado. Los tiempos cambian y ahora no es el medio el emisor y el público el receptor. Ahora todos somos todos, y lo que venden a priori como algo bueno es que los medios hegemónicos están de los dos lados del mostrador.

Los periodistas se arroban hablar en calidad de lo que dice la gente, inclusive si la gente no existe.

Si la gente no existe y el periodista habla de lo que hace nadie... ¿Cómo llena su programa?
Tomando cloro.
 

Por Rodrigo Marcogliese

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