Continuamos con la sección “Conoce tus calles”, en esta oportunidad
hablaremos de Jean-Baptiste Poquelin, con la excusa de recordar por
quién se puso el nombre “Moliere” a la arteria del barrio. Uno de
los primeros en levantar la bandera por la igualdad de género.
Por la ordenanza del 27-11-1893, se denominó Molière a la calle
ubicada en esta Comuna.
Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière (París, 15 de enero de
1622-, 17 de febrero de 1673), fue un dramaturgo, actor y poeta
francés, ampliamente considerado como uno de los mejores escritores
de la lengua francesa y la literatura universal. Sus trabajos
existentes incluyen comedias, farsas, tragicomedias, comédie-ballets,
y más. Sus obras se han traducido a todas las lenguas vivas
principales, considerado el padre de la Comédie Française, sus obras
se interpretan con más frecuencia que las de cualquier otro
dramaturgo actual.
Despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de los
médicos ignorantes, la pretenciosidad de los burgueses enriquecidos,
Molière exalta la juventud, a la que quiere liberar de restricciones
absurdas. Muy alejado de la devoción o del ascetismo, su papel de
moralista termina en el mismo lugar en el que él lo definió: “No sé
si no es mejor trabajar en rectificar y suavizar las pasiones
humanas que pretender eliminarlas por completo”, y su principal
objetivo fue el de “hacer reír a la gente honrada”. Puede decirse,
por tanto, que hizo suya la divisa que aparecía sobre los teatritos
ambulantes italianos a partir de los años 1620 en Francia, con
respecto a la comedia: Castigat ridendo mores (Corrige las
costumbres riendo).
Hijo del tapicero real Jean Poquelin y Marie Cressé, se atribuye,
sin que ello sea seguro, la razón de su interés por el teatro a sus
tíos ya que a menudo lo llevaban a ver obras de teatro. En 1633 a
los 11 años entró en el Collège de Clermont (actual liceo Louis-le-Grand).
Sustituyó, posteriormente, a su padre (1642) como tapicero real de
Luis XIII y conoció y se relacionó con la familia de comediantes
Béjart.
Perdió a su madre a la edad de 10 años y no parece haber sido
particularmente cercano a su padre. Después de la muerte de su
madre, vivió con su padre en un piso arriba de Pavillon des Singes
en la calle Saint-Honoré, una pudiente área de París.
Años más tarde (1643), Jean-Baptiste firmó con los Béjart el acta de
constitución del Ilustre Teatro. La directora será Madeleine Béjart,
de la que se enamorará. En 1644, la sucedió Jean-Baptiste, ya con el
sobrenombre de Molière. Los inicios del Ilustre Teatro fueron
mediocres. Tras varios fracasos, se acumularon las deudas y Molière
fue encarcelado varios días.
Dejó París y se convirtió en actor durante cinco años. En 1650
Molière volvió a asumir la dirección de la compañía. Entre 1645 y
1658 se formó en el oficio de actor y dramaturgo; escribió esbozos
de farsas, así como sus dos primeras comedias, El atolondrado o los
contratiempos (L'Étourdi ou les Contretemps) y El despecho amoroso
(Le Dépit Amoureux) en la que introduce al personaje de Crascarilles.
Al volver a París, protegido por Monsieur, hermano del rey,
interpretó ante Luis XIV una tragedia, que aburrió, y una farsa, que
divirtió. Molière tenía un gran talento cómico; su voz y su mímica
desencadenaron las risas. Pronto la compañía alcanzó una reputación
inigualable en lo cómico y el rey los instaló en el Petit-Bourbon,
en donde actuaba alternándose con una compañía italiana (Scaramouche).
La primera de las grandes comedias de Molière, Las preciosas
ridículas (Les précieuses ridicules, 1659) consiguió un éxito enorme
y confirmó el favor del rey. Sin embargo, el Petit-Bourbon fue
destruido para construir las columnas del Louvre, por lo que el rey
los instaló en 1660 en el Palacio Real.
Luis XIV invita a Molière a compartir su cena, 1863 por Gérôme.
En 1662, Molière se casó con Armande Béjart, hermana de Madeleine,
que tenía unos veinte años menos que él. El mismo año abordó un tema
poco corriente en su época: la condición de la mujer. La escuela de
las mujeres (L'École des femmes) fue un gran éxito.
Los devotos y beatos que consideraban a Molière un libertino y
temían la influencia que ejercía sobre el rey, declararon obscena e
irreligiosa La escuela de las mujeres. Además, la protección del rey
despertó celos en otras compañías teatrales.
Molière contraatacó ridiculizando a sus adversarios en La crítica de
la escuela de las mujeres (La Critique de l’École des femmes) y el
Impromptu de Versalles (L'Impromptu de Versailles).
En 1664 se nombró responsable de las diversiones de la corte a
Molière, puso en marcha Los placeres de la Isla encantada y
representó La princesa de Élide (La Princesse d’Élide), en donde
mezclaba texto, música y danza, y recurría a máquinas sofisticadas.
Ese mismo año Molière creó el Tartufo (Tartuffe), en la que
denunciaba la hipocresía religiosa. El escándalo que se levantó
entre los beatos fue de tal calibre que el rey prohibió durante
cinco años la obra. A pesar de ello, Molière llevó a cabo algunas
representaciones privadas.
En 1665 se representaron únicamente quince sesiones de su obra Don
Juan (Dom Juan), inspirada en El burlador de Sevilla de Tirso de
Molina. La compañía, apoyada por el rey, se convirtió en la Compañía
Real.
Durante los dos años siguientes, Molière enfermó de tuberculosis.
Actuó de modo irregular, pero siguió escribiendo, en especial El
misántropo (Le Misanthrope), en la que expresa su amargura tras su
separación de Armande, y El médico a palos (Le Médecin malgré lui).
El misántropo 1666 introduce un nuevo tipo de necio, un hombre de
elevados principios morales que critica constantemente la debilidad
y estulticia de los demás y, sin embargo, es incapaz de ver los
defectos de Célimène, la muchacha de la que se ha enamorado y que
encarna a esa sociedad que él condena.
Trató entonces de volver a representar Tartufo con otro título, pero
al día siguiente se prohibió la obra. En 1668 creó dos obras con
aparatos: Anfitrión (Amphitryon) y Georges Dandin, así como El avaro
(L'Avare). Se levantó la prohibición sobre el Tartufo en 1669 y la
obra alcanzó un enorme éxito. También escribió Los enredos de Scapin
(Les Fourberies de Scapin) en 1671.
Su última obra es El enfermo imaginario (Le Malade imaginaire).
Sufrió un ataque agudo de hemoptisis en el curso de la cuarta
representación y murió en su domicilio, sin renegar de su profesión
de actor, considerada inmoral por la Iglesia. Bajo la ley francesa
de aquel tiempo, no estaba permitido que los actores fueran
enterrados en el terreno sagrado de un cementerio. Sin embargo, la
viuda de Molière, Armande, le pidió al rey que su cónyuge pudiera
tener acceso a un funeral normal por la noche. El rey accedió y
Molière fue enterrado en la parte del cementerio reservada a los
infantes no bautizados.
Generalmente en las representaciones de teatro se dice que trae mala
suerte vestirse de verde en Francia, dado que Molière supuestamente
habría sufrido el ataque estando en el teatro vestido de este color.
Entre sus influencias podemos citar las comedias de Plauto y
Aristófanes, en especial en el caso de Anfitrión. El avaro se
inspira en un personaje de la Aulularia Plautina. También parece
haber hecho mal uso de una de las obras de Cyrano de Bergerac, El
pedante burlado (Le Pédant Joué), de la cual copió una escena casi
al pie de la letra.
Molière lleva a su culmen la comedia de costumbres y la comedia de
carácter: aunque sus personajes están tomados del natural, son a la
vez universales, tal como recomendaba Horacio y poseen siempre algún
rasgo desmedrado y exagerado que constituye la raíz de su comicidad,
de manera que el tema general de su teatro es moral y viene a
reducirse a un ataque contra todo exceso: la demasiada franqueza de
El misántropo, el desmesurado afán de quedar bien en sociedad de El
burgués gentilhombre, el deseo inmoderado de atesorar de El avaro,
la abundante piedad e hipocresía del Tartufo... y, junto a esto, una
defensa de la moderación y el equilibrio.