28/12/2017

De manifestantes y violentos


El vecino salió a la calle como hace tiempo no ocurría, las cacerolas sonaron la noche del lunes que se votaba en Diputados la reforma previsional. “Con los jubilados no” era el lema de los convocados en Juan B. Justo y Madero.

 


Primero el sonido fue llamando a los vecinos en algunas esquinas de Versailles, y luego se fueron juntando los distintos autoconvocados en Juan B. Justo donde efectivo de la °44 cortaron la calle, en una pacífica manifestación.

El desconcierto fue tal, que a las las 9 de la mañana de ese día nada estaba definido. Por un lado el trabajador no sabía si iba a poder regresar del trabajo o iba a haber paro de transporte, pero el trabajador tampoco sabía si después de ese día su situación previsional iba a cambiar. Su presente y su futuro se entrelazaron en un pan y queso dónde quién se llevó la mejor parte fue el Estado que con la votación favorable a su reforma, indicó que bajaría el costo del déficit financiero nacional.

No muchos días antes, el Senado de la Nación había otorgado media sanción al proyecto reformista por el cual los jubilados iban a cobrar sus haberes de acuerdo a lo que indique la inflación. Antes de que esto se apruebe, las jubilaciones estaban atadas a la suba inflacionaria más la suma de lo recaudado por el ANSES.

Este (aún) proyecto de Ley pasó luego de su rápido tratamiento por la Cámara alta, a los escaños de los Diputados, que pretendían sesionar bajo un manto de gritos que llegaban desde afuera del Palacio parlamentario.

A una marcha numerosa y pacífica se le sumó una facción que provocó a los efectivos hasta cumplir con su objetivo. Su misión no era que estos respondan, su misión era sembrar el caos en la Ciudad y poner en riesgo a la ciudadanía que pacíficamente se manifestaba para conservar sus derechos.

La gente no podía observar el ridículo acto de que una célular de civil atacando a otra parte uniformada debido que tuvo que correr cuando estos comenzaron a disparar balas de goma a la altura de la cabeza de la gente.

Dentro del Congreso, la situación era similar. La confrontación (más genuina que afuera) era entre quienes pedían que se levante la sesión y quienes la querían continuar. Las cosas estaban claras, el oficialismo pretendía seguir en el recinto y la oposición abandonarlo.
El Presidente de la Cámara, Emilio Monzó dio por iniciada la sesión tras sus palabras “hay quorum”, y la oposición indignada se le apresentó sobre su Estrado.

Las cosas volvieron a ser calmas en el recinto y la diputada del FR , Graciela Camaño, dijo “no jueguen más a que no sigue la sesión porque no los dejamos continuar. No siguen porque no tienen el número para aprobarlo”.

Tras los aplausos recibidos a esa oratoria, le diputada Elisa Carrió pidió la palabra y expresó que en su carácter democrático no iba a dejar que la sesión siguiera sin que se respete la posibilidad de debatir. Y agregó “si el proyecto no fuera beneficioso para los jubilados no estaría acá sentada”.

En síntesis, la diputada de Cambiemos pidió que se levanta la sesión y Monzó lo hizo efectivo.

Pero fuera, comenzó una persecución policial que dejó como saldo a varios detenidos incluyendo una mujer que salió del trabajo en esa zona, fue manoseada para luego ser trasladada en una de las unidades de la Gendarmería.

El jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, esa noche dijo querer darle otra oportunidad al Congreso y que el lunes siguiente se volvería a tratar.

Volvemos al comienzo de la nota, el lunes a las 9 de la mañana el trabajador tenía más dudas que certezas. La CGT convocó para un paro de 24hs, desde el mediodía del lunes hasta el mediodía del martes, y el gremio de choferes de transportes si bien dijo sentirse representados por esa decisión, no pararon para garantizar el regreso del laburante a su casa.

Así las cosas esa tarde una nueva movilización pacífica y multitudinaria se encontraba en la Plaza del Congreso, dentro del recinto los diputados y en la sala contigua los Gobernadores cuya razón de estar allí se desconoce, más allá de los trascendidos acerca de que vigilaban de cerca a los legisladores electos en sus provincias para que voten de acuerdo a lo que el Gobierno quería con la excusa de tener algún beneficio en el reparto tributario de la reforma fiscal.

La Gendarmería ya no estaba, toda la seguridad estuvo en manos del Ministro de esa cartera porteño, Martín Ocampo y la policía Metropolitana.

Nada impidió que un mismo grupo minúsculo comience a apedrear a los efectivos, mismas premisas misma conclusión. Se desató una brutal represión que terminó con cuatro personas que desde ese día han perdido la visión de un ojo por una bala de goma.

Pero esta vez, se trató el proyecto. Y no sólo eso sino que se convirtió en Ley por la madrugada tras que el resultado de favorable a lo enviado por el Gobierno.

Los jubilados se verán mermados en sus ingresos, y muchos votantes del oficialismo sacaron del letargo sus cacerolas para hacerlas sonar esa noche. El ajuste también llegó a ellos, a los activos que entienden que el día de mañana su futuro está comprometido.

Por Rodrigo Marcogliese

 

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  16 de noviembre, "Día del vecino de Versailles" 

   

 

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