"Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina
pareciéndose a ellos", dijo Jorge Luis Borges. La fecha de su natalicio simboliza el Día del
Lector, esa frase nunca le terminó resultando porque jamás se
pareció a un peronista.
Sin embargo fue, quien más quien menos, logró definir a los
peronistas: somos “incorregibles”.
Imposible cambiar las fiestas populares, y la alegría criolla. Las
manifestaciones nunca podrán aleccionarse y tener la corrección que
suponía tener el buen gusto para Borges.
Sin embargo, hay cosas negativas que no cambian tampoco. La pésima
comunicación de los Gobiernos peronistas también son alcanzados por
lo incorregible.
Se está jugando fuerte en el área política y puede que la jugada
termine en un claro fuera de línea.
El Presidente Alberto Fernández dijo en una entrevista radial
realizada en el día 157 de cuarentena, lo que Mauricio Macri le
sugirió que hiciera cuando la implementó. Textualmente sostuvo que
Macri le indicó que no estaba de acuerdo con la medida, que deje
hacer vida normal a la gente y “que se mueran los que tienen que
morirse”.
La pregunta subterránea a esto deviene en ¿Por qué Alberto esperó
157 días para contarlo?. Cuando la persona habla, y más en casos
donde lo hace alguien inteligente, tiene un sentido.
O piensa que Eduardo Duhalde dio una nota el otro día porque es
noticia. Lo buscaron para que diga lo que por libreto tenía que
decir, y lo dijo.
Volviendo a lo dicho por Alberto Fernández, quizá no lo dijo en su
momento porque no era importante la apreciación de un millonario
procesado por contrabando, que hizo una changuita como capo en la
rosada. Hago la salvedad de no decir Presidente porque la palabra
capo con el apellido Macri se lleva mejor, usted me entenderá…
En ese caso, si no es importante saber lo que opina el ex mandatario
¿Por qué lo cuenta?.
Pareciera que Alberto está eligiendo a su enemigo: Mauricio Macri.
Posiblemente por la desaprobación que tiene el domador de reposeras,
que lo hace en estos momentos ser el opositor más endeble como
competidor aspiracional al cargo.
El opositor con más proyección, intención de votos, y
territorialidad se llama Horacio Rodríguez Larreta. O como lo llama
Alberto Fernandez: “amigo”.
Al Jefe de Gobierno en la Ciudad lo llama amigo y a Mauricio Macri
lo señala como enemigo. Hay una cierta linealidad en el
razonamiento, pero si fuese por linealidad Alberto Fernández nunca
hubiese sido Presidente. Y esto lo sabe…
El viernes hubo un cambio en la regulación de los servicios de
telefonía, de cableoperadoras, y al referirse a este tema el
Presidente dijo que tomó la decisión de hacer esa medida con total
sentido común porque no era justo que los chicos de la Ciudad de
Buenos Aires sin conectividad tengan que volver a las aulas.
Quedaría muy expuesto Rodríguez Larreta si sale a cruzarlo, por lo
que implícitamente y de manera ajedrecística, Alberto logró contar
sin decirlo con el apoyo del referente opositor por excelencia.
Pero eso puede durar nada, porque precisamente como señalaba antes
no hay linealidad en esto y Rodriguez Larreta no es amigo.
Proponer a Rodriguez Larreta como amigo y a Mauricio Macri como
enemigo, es disociarlo a uno del otro. Es personalizar algo que en
verdad tiene que ver con el modelo.
La persona se la puede meter presa pero lo que se combate es el
modelo. Mauricio Macri puede no volver a implementar el ajuste, la
venta al FMI, el plan de pobreza y miseria; pero vendrá otro que
hará lo mismo.
Cuanto menos habría que ser cautelosos ante la expresión de que con
la finitud del perro se termina la rabia. Sobre canes, existe la
frase que el perro que ladra no muerde pero su contraparte es que
muerde si no lo dejan ladrar. En la Ciudad existe un perro con
idéntica rabia que ladra poco pero tiene los dientes afilados para
el tarascon.
"Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina
pareciéndose a ellos".