Todos, completamente todos, sabemos que la única verdad en la
realidad. Como lo primero nunca es triste, sino que no tiene
remedio.
La humanidad se esforzó por doblegar lo segundo, la realidad.
Falsear la realidad es, en cierto modo, falsear la verdad.
Pido que nos mantengamos ajenos a toda definición académica de que
la realidad es una construcción colectiva de una determinada
sociedad en un determinado tiempo, para ir a esa frase que
escuchamos seguido: “la ficción supera la realidad”.
Las ficciones sobre lo sucio, lo oscuro de una sociedad, caían
simpáticas en el común del pueblo. Tumberos, Okupas, el Marginal,
series que generan cierto morbo quizá y que desnudan la comodidad y
confort burguesa como esas las bandas de cumbia tocando en los
countries. Esto no sólo es algo de la caja boba, Alberto Castillo
era convocado en las fiestas paquetas y le gustaba interpretar la
canción “Así se baila el tango”, con mucho énfasis en el comienzo
“¿Qué saben los pitucos?”.
Pero de hace un tiempo para acá comenzaron las historias
biográficas, lo que quiere decir claramente que el pueblo bajo sus
expectativas entre lo bueno y lo malo. En todo el mundo, la serie de
Pablo Escobar, la vida de Freddie Mercury, la serie de Carlos Tevez…
el morbo, la droga y la marginalidad.
La ficción superó la realidad.
Por algún motivo, Estados Unidos mostró super heroes para salvar los
tormentos que un futuro poco probable azotaban al planeta tierra.
Hoy en medio de la corona crisis, no hay capas en el norte, y queda
a las claras que el país imperio nada hace por el mundo.
En estos párrafos se habla de lo que se intenta borrar, lo que la
historia olvida o peor aún… los que torciendo la realidad lograron
anularla.
El reparto de las colonias de sudamérica quedó en manos de España y
Portugal, las potencias europeas recurrieron al uso de la piratería,
para saquear en los mares el tesoro que se robaba de américa.
Ladrón que roba a un ladrón…
Inglaterra fue más allá y legalizó la piratería, es decir, otorgó lo
que llamó “patente de corso” y lo normalizó. Falseó la realidad, dos
chicos se juntaban y uno decía mi papá en carpintero y el otro mi
papá es corsario.
La reina Elizabeth I, que es retratada como una noble dirigente es
las películas británicas, metió un informante en los barcos de los
piratas.
En limpio, ella quería saber si los piratas robaban 5 toneladas de
oro y le decían a la corona que nada más tenían 4. Poniendo un
informante anulaba que los ladrones le roben a ella.
Es bueno que roben y es malo que me roben a mi. Total le robaban a
otro ladrón.
Pero estableció un código para denominar al buchón… le puso 007.
Así como el agente británico de inteligencia de las películas,
¿Casualidad?
Nuevamente se torció la realidad, se romantizó un infiltrado que en
la historia fue creado para buchonear.
Ahora llega la noticia de que el Gobierno de Mauricio Macri
investigaba a todos. A políticos opositores, a los afines a su
Gobierno. Se investigó hasta periodistas que participaban y se
beneficiaban con la gestión de Cambiemos, otra que 007. Investigó a
sus propios ladrones.
Algunos dirigentes que quedan de esta etapa neocolonial, dicen es
normal que exista el servicio de inteligencia. Claro, pero para que
no ocurra AMIA no para saber si están o no, a favor del aborto las
periodistas que cubren un evento Presidencial. Nuevamente quieren
normalizar la situación, quieren falsear la verdad.
Pero la realidad es que espiaban y espían, porque todavía hay de
esos agentes trabajando en la Ciudad de Buenos Aires, la realidad es
que lo hacían con fondos reservados. Y la realidad es que hicieron
inteligencia, la que les faltó para saber que un día Cristina
Kirchner iba a proponer a Alberto Fernández como Presidente.
Porque la realidad es que el peronismo se les vino encima, y como ya
sabemos… la única verdad es la realidad.