Es preciso adentrarse en el modelo informativo. Aunque no lo parezca
en tan sólo unos años el sistema comunicacional sufre
modificaciones.
La bajada de línea no viene de la mano de periodistas de traje y
corbata como hace décadas. En “El Control de los medios de
comunicación”, Noam Chomsky habla de aquellos grupos informales, los
cuales sin parecer militantes generan un evidente efecto en la
sociedad.
Si alguien te dice algo como ´gomia le das más importancia. Toda
persona que en la caja boba intente bajar línea debe de proponerse
ser cercano al televidente, o mejor aún a SU televidente. A su
público fiel.
Pero la fidelidad no está a la orden del día y esto lo saben los
empresarios mediáticos que decidieron sistematizar un formato de
comunicador.
En todos los canales hay un Leuco, o un Jonathan Viale, eso tira por
tierra lo de “si no te gusta tenés otro canal”. No es el periodista,
ni el programa, ni siquiera el canal...es el sistema.
A esto se suma lo más interesante: los nuevos formadores de opinión.
Seguramente todos recuerdan el mapa con que Lanata mostró todos los
medios, formatos, cableoperadoras que la corporación Clarín tenía
bajo su poder.
Desde abril de 2009 hasta 2011, Lanata condujo un programa por Canal
26 que se llamó Después de todo. En ese programa desmintió a TN que
decía que iba a desaparecer con la Ley de Medios. En ese contexto es
que realizó el mapa de medios.
Diez años después no sólo cambió la modo de comunicar, seguramente
ahora no habría un mapa en papel sino en una pantalla táctil. Pero
también la forma, ese mapa hoy estaría incompleto porque por encima
de los medios formales aparecen los usuarios de redes sociales.
No se apresuren...déjenme terminar que todavía falta una vuelta de
tuerca.
Los medios formales que no precisamente por tontos llegaron a ser
hegemónicos están unos cuantos pasos adelantados, lastimosamente, y
entendieron que si había un nuevo escalafón en la cadena informativa
ellos tenían que imponerse allí.
Si la nueva cadena sería que los usuarios de redes sociales marcan
la agenda que el medio tradicional la difunde para que la consuma el
ciudadano, los medios tradicionales deben imponer sus condiciones en
las redes.
Helo aquí los trolls.
Un grupo de personas que nadie sabe quienes son, ni siquiera si
existen pero traccionan una frase para que los medios la citen como
información neutral. Por ejemplo: un animador dice en la televisión
“¡Cristina chorra es primera tendencia en twitter!”, otro le
responde “primera o primer” haciendo un chiste en alusión a colocar
la letra a detrás de la palabra.
Listo, se generó el tema y el televidente que venía de ver algo que
nada tenía que ver de política ya se lleva una bajadita.
Más tarde llegaron los influencers a las redes, que como lo indica
su nombre marcan tendencia. Pero es arena de otro costal, o quizá
del mismo pero para desarrollar otra semana.
A modo de cierre, el trabajo mediático es fluctuante y no hay
improvisados del otro lado. Los tiempos cambian y ahora no es el
medio el emisor y el público el receptor. Ahora todos somos todos, y
lo que venden a priori como algo bueno es que los medios hegemónicos
están de los dos lados del mostrador.
Los periodistas se arroban hablar en calidad de lo que dice la
gente, inclusive si la gente no existe.
Si la gente no existe y el periodista habla de lo que hace nadie...
¿Cómo llena su programa?
Tomando cloro.