John el salvaje, admiraba la obra de Shekespiare y por eso usando
una cita de “La Tempestad” que escribió ese autor británico, otro
inglés bautizó a su libro “Un mundo feliz”.
John el salvaje era un personaje crucial en la obra “Un mundo feliz”
de Aldous Huxley.
Un libro con muchas aristas pero quizá la que toca más de cerca la
actualidad, habiendo pasado casi 90 años desde su publicación, es el
manejo social mediante la comodidad.
Por primera vez, desde que apareció ese escrito, Estados Unidos
libra una guerra de local. Argentina disputa una batalla en su
calles y por trinchera tiene a cada hogar. Manera cómoda de afrontar
una guerra.
La queja no pasa por quedarse sin suministros, sino para que los
políticos se bajen el sueldo. El insomnio no es por el pánico sino
por las series de la televisión.
Houxley utiliza el término salvaje haciendo referencia a la acepción
que señala a personas que mantienen formas de vida primitivas,
especialmente si habita en lugares que no han sido civilizados.
La madre de John el salvaje se llamaba Linda y provenía de “Un mundo
civilizado” cuando se perdió en las reservas del “Malpaís”. Fue
entonces cuando parió a John y le quedó el mote de salvaje.
En ese último párrafo se indican varias zonceras. Demostrando que
Arturo Jauretche, el paisano de Lincoln, fue actual cuando las
enumeró en 1968 y lo sigue siendo en la actualidad.
La zoncera número 1, o la madre que las parió a todas como la
denominó Jauretche fue referido a quienes hablan de “Civilización o
Barbarie”.
Porque en sí la frase es contradictoria.... los orígenes devienen en
que entre el siglo III y el VII comenzó a moverse el mapa europeo y
haciendo tambalear a parte del Imperio Romano. Un sector que produjo
esto venía de lo que llamaban el extranjero y no le entendían lo que
decían porque no hablaban las lenguas que consideraban civilizadas
como el latín o el griego. Al oído les sonaba como ba-ba-ba-ba y les
pusieron Babaros. A fin de cuenta los bárbaros no eran los
extranjeros, sino los civilizados que no entendían un nuevo
lenguaje.
No solamente no lo entendían sino que lo denostaban como algo
inferior.
Mucho tiempo después, y es a lo que Jauretche hace referencia en su
libro apareció el escrito Facundo, Civilización o Bararie. Libro
escrito por Domingo Sarmiento en 1845, durante su segundo exilio en
Chile.
A diferencia del comienzo de la historia, lo extranjero era lo
civilizado y lo autóctono lo bárbaro. El sentido era el mismo,
denostar algo llamándolo bárbaro.
Sobre los gauchos, en una carta a Mitre, Sarmiento le sugirió:
"...no trate de economizar sangre de gauchos. Éste es un abono
necesario, útil al país. La sangre es lo único que esos salvajes
tienen de humanos".
Hoy es en el mundo civilizado donde se originó el virus que en esta
parte de la tierra se intenta controlar mediante la comodidad de la
casa, una lucha que da vuelta los parámetros que el planeta tenía
por comunes.
Tenía razón Arturo, lo bárbaro no es tan bárbaro y lo civilizado no
es tan civilizado.