Cada vez son más las conjeturas de lo que ocurrirá cuando comience a
quitarse el velo de la cuarentena, algunos optimistas piensan que
seguiremos con nuestra vida habitualmente. Otros, también optimistas
piensan que esto podría provocar un futuro mejor en el que el
aislamiento, nos aisle de cuestiones sin importancia.
¿Puede haber dos tipos optimistas pensando lo opuesto? ¿Todo debe
ser River-Boca?
Según el caso puede haber dos opciones buenas, o dos malas
tranquilamente.
Queda lejano indagar en el origen del virus. ¿En dónde se ubicaba el
laboratorio donde se creó? ¿Sirve a los Estados Unidos, o a China? o
a los grupos concentrados del poder mundial quizá.
Cuál es el bueno y cuál el malo. Ni Beijing, ni Washington registran
proporcionalmente las bajas que tiene Buenos Aires. Desde una lógica
argentinocéntrica esa dicotomía no tiene el mayor sentido.
Sin embargo, la tele se volvió de la noche a la mañana un reality
show constante “El gran Corona”.
Allí la importancia de los hechos cambia según lo que la agenda del
medio decida. O al menos la del medio más hegemónico. Se realizó una
vigilia mediática donde los gerentes de los canales especularon con
tener la primicia del primer infectado en Argentina, hoy después de
unas semanas pocos le dan bola a los partes que se dan todas las
noches sobre los nuevos infectados. Lo importante no era el hecho,
era el número. Hoy conocer de la vida de los recuperados tiene la
misma importancia que un familiar de un rugbier que asesinó a
Fernando Baez Sosa, o sea nula.
Parece que fuese lejos en el tiempo cuando en Villa Gesell
asesinaron por diversión a un joven a la salida de un boliche, eso
ocupó todas las programaciones y sin embargo nunca se supo quienes
eran los abogados defensores de los asesinos...y ¿Por qué? Porque no
les importaba lo sucedido, sólo que el televidente escuche a los
expertos diciendo todo lo que le harían en la cárcel a los
victimarios.
Los hechos nunca importan, el miedo sí, y los expertos nunca faltan.
Ahora desfila un grupo de médicos que se las saben todas, pero si se
equivocan dicen que el virus muta rápidamente o alguna otra verdad
que pueda disimular su incompetencia.
Le realizan notas a Adolfo Rubinstein, e implícitamente, tanto el
conductor como el entrevistado saben que no va a existir la pregunta
¿Por qué no renunció cuando se degradó el ministerio que usted
dirigía? ¿Qué hablaba con su par de la provincia, ese que decidió
que vacunas pierdan la cadena de frío? Para nada, Rubinstein habla
con la soltura que no se le escuchó en cuatro años.
Algunos columnistas detractores del actual Gobierno en sus inicios
sucumbieron ante la unión fotográfica de oficialistas y opositores,
sin embargo se las ingeniaron primero para decir que se bajen los
sueldos, después que el sistema bancario fue ineficaz el viernes
pasado, después que compraron fideos más caros de lo que estaban.
Con qué altura moral piden que los políticos estén a la altura de
las circunstancias…
Algunos ecos tienen en parte del pueblo, lo que demuestra que los
medios tienen más poder que los políticos. Magneto tenía razón
cuando le dijo a Menem que era un cargo menor ser Presidente del
país.
Cruzando todos estos temas se puede volver al eje principal de la
editorial, cómo actuará la gente en un futuro, ¿Podrá alejarse de
las consignas que salen de sus pantallas?¿Se acelerará aún más para
recuperar ingresos perdidos pero perdiendo más vida?
Es probable que una superestructura desaparezca, no el capitalismo
en sí sino el capitalismo salvaje que hace llevar al colapso a
Italia, España, Estados Unidos, Brasil, Ecuador.
Esto se verá con el correr de los días, puede cambiar obviamente.
Sobretodo si el virus muta (queda comprobado que es una muletilla
que sirve para “abrir el paraguas”).
La respuesta a esto vino antes de la pregunta, sin sospechar que
esto podía ocurrir José Ortega y Gasset escribió en 1930 el libro
“La rebelión de las masas”. Dedicó un capítulo entero a hablar de
los que piensan que están “a la altura de los tiempos”. En él
remarca que las sociedades que se siente más completas no ven su
finitud.
En su ejemplo puede estar la respuesta a la pregunta del futuro de
nuestra sociedad, él decía que los Romanos cuando caminaban por las
calles del Imperio nunca creyeron que tiempo más tarde su poder
terminaría. Puede que en Wall Street aún ni se imaginen que su
autosuficiente mundo capitalismo pueda estar muy cerca de
derrumbarse.