Debido a los comentarios recibidos de la investigación de quién fue
Marcelo Gamboa, en nuestra nota de la semana pasada, hoy traemos la
historia de las calles Barragán; y también Irigoyen. Dos nombres que
dan miles de recuerdos.
Comenzamos con Barragán, a falta de la calle que hoy conocemos con
su nombre llegamos a tener dos.
Es decir, Barragán como la conocemos hoy y Segunda Barragán (actual
Cangayé). Es que ese pasaje recibió ese nombre dado su trazado
paralelo a Barragán.
Cangayé fue una reducción de aborígenes que funcionó entre 1780 y
1793 en la margen derecha del río Bermejo, en lo que luego sería la
provincia del Chaco en la República Argentina. A pesar de su poco
tiempo de vida, la reducción de La Cangayé es históricamente muy
importante por ser uno de los contados asentamientos blancos —junto
con San Bernardo de Vértiz y San Fernando del Río Negro— que perduró
en los territorios del Gran Chaco entre la desaparición de
Concepción de Buena Esperanza y los planes de colonización que
integraron los territorios chaqueños a la Argentina a partir de
1870.
Por otro lado, la actual calle Barragán lleva ese nombre desde el 28
de octubre de 1904, cuando se promulgó la ordenanza N° 2.739/1949,
B.M. N° 8.535. Antes de ello, su nombre era “El Lazo” por el
elemento indispensable del recado del gaucho, cuya utilidad es
fundamental en el manejo de la hacienda.
La calle que llevaba esa dominación estaba comprendida entre el
tramo comprendido entre las actuales Álvarez Jonte y Juan B. Justo.
Pero, ¿Quién fue Barragán?
Algunas fuentes indican que se trata de Antonio Gutierrez Barragán,
quién le compró unas parcelas al sur de Buenos Aires al alférez real
del Cabildo de Buenos Aires, Bartolomé López en 1816.
Barragán colonizó el lugar y estableció una estancia que conservaron
sus descendientes y que imprimió el nombre de “la Ensenada”. Desde
entonces, los vecinos llamaron al lugar Estancia de Barragán y los
marinos que recalaron en sus costas, Ensenada de Barragán.
Por otra parte, recibimos la consulta acerca de la calle Irigoyen.
“Creo que no se trata ni de Bernardo, ni de Hipólito”, comenta un
lector. Y su duda es veraz porque en efecto no se trata de Bernardo
de Irigoyen, ni el del ex Presidente, Don Hipólito Yrigoyen.
Dicho sea de paso, según las investigaciones de Roberto
Etchepareborda, su apellido original —a diferencia del de Bernardo
de Irigoyen— era Hirigoyen, que significa «ciudad de lo alto». En el
país vasco-francés la «h» se aspira como en inglés, mientras que en
el país vasco-español no se pronuncia, por lo tanto el apellido
Hirigoyen probablemente tiene su origen en Francia, mientras que sus
variantes Yrigoyen e Irigoyen lo tienen en España.
Pero lo sorprendente es que recién en 1965, tras la investigación de
Etchepareborda, la Academia Nacional de la Historia, se pronunció
por nombrar a Yrigoyen, con la «y» inicial.
El dirigente radical utilizaba «Yrigoyen» e «Irigoyen»
indistintamente. El uso de «Yrigoyen» fue una utilización política
de la cuarta década del siglo XX: Gabriel del Mazo, dirigente de
FORJA, recomendaba usar el «Yrigoyen» en contraposición del
«Irigoyen» que utilizaban los sectores que respondían a Marcelo T.
de Alvear.
Descartadas estas dos, el origen se remonta al capitán del Tercio de
Vizcaínos, muere durante la Defensa de Buenos Aires ante las
invasiones inglesas, José Santos Irigoyen, quién falleció en 1807 y
tiene una calle con su nombre completo en Parque Patricios.
Esta arteria, que no llevaba nombre antes del actual, se conoció
como Irigoyen (asecas) tras la ordenanza del 27 de noviembre de
1893.