Ante las reflexiones distorsionadas de muchos formadores de opinión,
Joel Capriz, que preso de su ilusión fue a bailar a la misa
celebrada en Olavarria el último sábado da su visión de lo ocurrido
en el recital del "Indio" Solari.
Apagá la tele que te lo contamos quienes lo vivimos.
Mirá, en la foto estamos el grupo que vamos siempre. Y se nos ve
felices por estar en donde queríamos. Aunque sí, con el diario en la
mano nos da un poco de pudor y culpa decir que al menos para miles y
miles de almas en sintonía fue una noche feliz, que no nos sale
compartir la euforia y las imágenes que captaron nuestras cámaras
por todo lo que luego nos enteramos que aconteció.
Salí del recital y ni bien recuperé la señal del celular me
llovieron mensajes y llamados consultándome por mi bienestar. En
Buenos Aires los medios daban a conocer información que quienes ahí
estuvimos y fuimos testigos de los hechos en primera persona
"desconocíamos" absolutamente, o al menos en tal magnitud. Primero
que hubo 5 muertos, luego 7 y más tarde 10 (dos menores y 8
adultos). Pero al final y luego de instalar información irreal se
confirmaron 2 lamentables fallecimientos (se constató que no
ocurrieron por aplastamiento) y varios heridos. Una enorme tristeza
para lo que había sido una fiesta.
También nos contaban que el predio estaba excedido de su capacidad.
Y, había mucha gente. Estuvimos en frente del escenario, delante de
todo, y desde temprano en esa parte no entraba ni una aguja de lo
apretados que estábamos. Por lo que al segundo tema decidimos
apartarnos un poco. Ahí vimos que eran muchos los que querían
alejarse y otros tantos que querían acercarse, esa estampida fue
casi tan terrible, y para mí peor desde lo que viví, como el
movimiento que se generó al sonar la primera canción. Vimos
empujones, gente caer, gente atropellada, gente golpeada y gente
pidiendo asistencia. Pero sólo unos metros debimos corrernos y ya
nos ubicamos con comodidad para seguir disfrutando del espectáculo
hasta el final. Seguíamos bastante cerca del escenario pero con
suficiente espacio entre persona y persona que ya ni calor teníamos
y tuvimos que abrigarnos. El Indio, al advertir las oleadas, en un
momento pidió moverse dos metros hacia atrás y todos se movieron sin
inconvenientes.
No fue el exceso de público lo que generó los incidentes sino la
irresponsabilidad y brutalidad de aquellos que sin importarle nada
querían a toda costa amontonarse delante de todo.
Algo similar pasó en los laterales con toda la gente que con el afán
de no estar en medio del tumulto se acumuló hacia los costados y
terminaron aplastándose contra las vallas. Espacio había, pero
también inadaptados que generaron los ya conocidos incidentes y
miedo en mucha gente cuyo pánico sumó al descontrol. Para frutilla
del postre, afuera del predio la Municipalidad y las fuerzas de
seguridad llevaron al público hacia una trampa cerrando varias de
las salidas con vallas y generando un embudo que provocó otro
descontrol.
El predio contaba con puestos de asistencia médica y por las
pantallas gigantes se mostraban cómo llegar a éstos, pero el
personal de Defensa Civil no estuvo a la altura de las
circunstancias. El Indio interrumpió el concierto las veces
necesarias solicitando colaboración del público para que se
ordenaran los espacios y se pueda disfrutar de la fiesta, gran parte
de los presentes colaboraron. También dejó de tocar para que se
asista a quienes necesitaban asistencia y desde el escenario hizo lo
que había que hacerse. Los incidentes que ocurrieron en el centro de
la ciudad al día siguiente nada tienen que ver con el evento sino
con unos pocos inadaptados que, como hicieron durante el concierto
provocando tanto daño, empañaron lo que debía haber sido un
encuentro exclusivamente de alegría.
Todo lo demás que muestran los medios de comunicación no existió o
está mal relatado. Ellos tienen sus enviados que hacen la cobertura
del evento en el lugar y presenciaron lo mismo que nosotros. Cuando
sucede que relatan las cosas de una manera diferente a como
sucedieron queriendo instalar un nuevo Cromañón dudamos mucho de su
buena intención. No importa qué es lo que se demuestra después, los
rumores y las mentiras ya habrán sido instaladas porque así
funcionan los formadores de opinión. Por eso, nuestra voz tiene que
difundirse. Lo demás es cháchara y sobre las habilitaciones,
responsabilidades, organización, etc, ya habrá tiempo para discutir.
Una pena muy lamentable que ojalá no se repita nunca más.