La representante de la Asociación Madres del Dolor, Silvia Irigaray,
recordó a Maxi faltando poco para cumplirse 15 años de su asesinato.
Habló de los últimos momentos de su hijo desde que el ex Presidente
De La Rúa declaró el Estado de sitio.
Son una mujer fuerte. ¿Dónde encontrás el lugar para sacar tanto
coraje?
Me siento una mujer muy fuerte, pero recuerdo la voz de De La Rúa
aquel 19 de diciembre cuando declara el Estado de sitio y
sinceramente me lastima ese hombre. Sabés que hace pocos días yo
estaba en la Legislatura de la Ciudad por un proyecto que nos
querían plantear y al salir, también lo hace el señor De La Rúa por
otra puerta, y creo que me quedé helada porque nunca lo había tenido
cerca y tenía ganas de “·vomitarle” mi expresión de que él fue el
culpable de la muerte de mi hijo. El 19 de diciembre, me sacude
mucho más que el 29 que lo mataron porque recuerdo los diálogos que
yo tenía con Maxi.
El estudiaba y trabajaba conmigo. Íbamos como proveedores de
distintos supermercados, ese 19 de diciembre. Cuando él quiso llegar
al primer supermercado se encontró que no podía ingresar y uno de
seguridad le dijo: andate pibe que esto se está poniendo feo, Maxi
me llamó y me preguntó en qué súper estaba. Yo le respondí en San
Fernando y él me dijo: “mami hay saqueos”, se están llevando las
cosas y hay mucho malestar.
Vi que me llamó por décima vez cuando yo andaba por La Matanza,
porque en un principio no comprendí el verdadero sentido de lo que
pasaba. En eso voy a entrar y veo una imagen patética de decenas de
personas que se cruzaban llevando en manos bebidas, televisores y
los agentes de seguridad nos hacían dar marcha atrás, ya se
escuchaban tiros, yo llorando llamo a Maxi y le digo que estoy yendo
para casa.
El 20 de diciembre Maxi estaba en su cuarto mientras leía uno de sus
libros, yo planchando le dije: mira en la tele (mostraban como De La
Rúa salía en el helicóptero por el techo), y me contestó: no quiero
ver cómo una rata huye, cerró la puerta y continuó leyendo un libro.
Por eso, estos dos días para mí son fatales.
Tuve ganas de decirle todo eso al señor De La Rúa, no pude, se me
atragantaron las palabras yo jamás iba a tener un acto violento,
pero sí le iba a decir que era culpable de todas esas muertes.
Creo que también me frenó ver como está. Tiene un color horrible, un
mal estado físico. Pero si me lo vuelvo a encontrar no me quedaría
con las ganas de decirle que él fue Presidente y sea del partido que
sea, nos representa a todo un país, y ese Estado de sitio estuvo
mal.
¿Creías que la política era solución a los problemas de la Argentina
o en ese momento no le prestabas tanto interés?
Nunca estuve involucrada para nada en política, laburaba entre 12 y
14 horas, y después llegaba a mi casa a seguir en los quehaceres
para la familia. Me alegré muchísimo cuando conocimos la palabra
democracia y ese amor a Alfonsín, una etapa nueva, mis hijos
pudieron votar gracias a eso. Ahora, desde Madres del dolor (aunque
no estamos casadas con ningún partido) se hace política. Es un
compromiso que debemos tener todos.
El hecho:
La Masacre de Floresta ocurrió el 29 de diciembre de 2001 en el
barrio de Floresta, Buenos Aires, Argentina, cuando un policía, Juan
De Dios Velaztiqui, mató a quemarropa a tres jóvenes dentro del
minimercado de una estación de servicio, molesto por los comentarios
que éstos hicieron.
Era la madrugada del sábado y cuatro amigos estaban sentados a la
mesa mirando la televisión, donde mostraban escenas de los
disturbios ocurridos la noche anterior.
Cuando se vieron imágenes que mostraban cómo los manifestantes
golpeaban a un policía, uno de los amigos hizo un comentario: «Por
fin una vez le tocó a ellos». Al oír esas palabras, el suboficial
Juan de Dios Velaztiqui —que custodiaba el lugar— respondió:
«Basta», extrajo su arma y disparó contra Maximiliano Tasca,
Cristian Gómez y Adrián Matassa, causándoles la muerte. Un cuarto
joven que estaba con ellos se salvó porque alcanzó a huir corriendo.
Todos tenían entre 23 y 25 años.
Velaztiqui intentó fraguar una escena de robo, moviendo los cuerpos
y plantando un cuchillo, pero no fue convincente y terminó detenido.
En marzo de 2003, un tribunal oral condenó al policía a prisión
perpetua por «triple homicidio calificado por alevosía».
En la Plaza Ciudad de Udine y la Plaza del Corralón hay murales con
la cara de los tres jóvenes rodeadas de escudos y los colores del
Club Atlético All Boys debido a la pasión que sentía Cristian Gómez
y la simpatía de Maximiliano Tasca y Adrián Matassa por el equipo de
Floresta. Existe un documental que reflexiona sobre la violencia
policial, tomando como eje el caso.
Ante este hecho fatídico, la banda No Te Va Gustar compuso un tema
bajo el nombre de El oficial.